jueves, 26 de diciembre de 2013

Cuando se apaga la luz…

Dedicado a todas aquellas personas que en estos días desearían poder reescribir la historia…. Aquellas personas que han perdido a un ser amado.

No puedo… avanzo y las piernas ya no responden, me pesa el cuerpo, me consumo por fuera… es tan grande el vacío, tan profundo y doloroso que hasta me impide respirar… aprieta mis pulmones, me agacho en los rincones y necesito llorar, traerte a mi memoria y enfadarme con la vida…  

Cómo has podido abandonarme así, sin más… Esta casa sin ti no tiene sentido, mi vida sin ti no tiene futuro. Este lugar es nuestro, me acurruco en la cama, aprieto tu almohada, respiro y siento aún, tu olor… Rezo, hablo, te suplico a ti y a todos los santos que por favor, por favor, sólo déjenme decirle adiós…  

Qué soledad más oscura… qué tristeza más dolorosa… me muero día a día, me consumo en los recuerdos, me ahogo en el ayer y no quiero despertar.

El silencio de la casa entremezclado con cada golpe que da aquél reloj, un sonido casi apagado y que por momentos, parece que desea detenerse…

No puedo… lo he intentado, lo intento… pero no, me faltas tú, amor eterno, nos juramos compañía pero jamás, nunca jamás nadie me dijo que te irías así, sin decirme ni siquiera adiós. Me he entregado en cuerpo y alma, eras mi mitad, mi vitalidad se entremezclaba con la tuya; éramos amigos, pareja, novios, amantes, fieles, el uno para el otro…

Estas paredes, los cuadros, la cama… todo en absoluto desierto. Camino por cada rincón y aún, siento que respiras. Me iba a la cama, me arropabas y eras tú quien apagaba la luz, nos decíamos hasta mañana sabiendo que un nuevo día comenzaba… Cierro los ojos con fuerza, intentando sentir que todo esto es un sueño, un terrible sueño…  pero no, la realidad es que te has ido; la realidad es que aquella mañana, como tantas, fui a la cocina, preparé tus tan amadas tostadas y el té, abrí las cortinas, dejé que el sol me de calidez en la cara y fui a buscarte…

Sólo me queda el feliz recuerdo de haberte conocido, los años compartidos, las fotografías, la juventud plasmada en blanco y negro. Si pudiese detener el tiempo… volver a escribir el destino… por qué no me has dejado despedirte…


Qué pena más grande, una tristeza que morirá conmigo. Un dolor inmenso tan difícil de explicar… aquellos que dicen que el tiempo cura creo no han acertado con el remedio… sólo reunirme contigo, volver a abrazarte, reír juntos y acurrucarme a tu lado, eso sería vitamina para el alma, renacer contigo.    

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