lunes, 6 de junio de 2011

Respuestas encontradas

Cuenta la historia que un caminante, un hombre sin rumbo cuya meta era descubrir el verdadero sentido de la felicidad, luego de divagar por pueblos, valles y colinas, se encontró con un anciano que, a diferencia de este, sólo era propietario de un bastón que le daba fuerzas, equilibrio y sostén en la corta vida que le quedaba por transitar… Sin embargo, el viejecito de piel arrugada, manos cortadas por el paso de los años y el aferro al palo que lo soportaba, de mirada penetrante y resplandeciente, observó al caminante y le dijo: ¡Es aquí; es justo aquí donde encontrarás lo que hace mucho vienes persiguiendo! Pero no imites, no preguntes, apártate de esa pesada e innecesaria mochila, ¿de qué te sirve? Cierra los ojos, escucha, siente y verás que desde lo más profundo comienzan a crecer brotes de respuestas y cada día, irás armando pieza a pieza y con el transcurrir del tiempo completarás lo que tanto añoras…

Así fue, con el paso de los años, este caminante ha descubierto y ha logrado armar aquello que un misterioso señor le ayudó a comprender:

Ser feliz es despertar cada mañana y decir GRACIAS, es aprender a quererte, mimarte, abrazarte para poder querer, amar y abrazar…

Ser feliz es mirar al otro con los ojos del alma, sentir empatía y poder transmitir una pizca de alegría, contagiar y motivar…

Ser feliz es dejar que tu interior se pronuncie como un sabio y te entregue las respuestas que más esperas…. Es equivocarse una y otra vez, es comenzar y recomenzar…

Ser feliz es tener lágrimas de alegría, palabras de sabiduría y gestos de humanidad… Es estar con el otro en las buenas y en las malas…

Ser feliz es escribir los buenos momentos, olvidar los malos tragos, dejar atrás los inconvenientes y aprender de los errores…

Ser feliz es desear el bien, decir un “te quiero”, “te necesito”, “te extraño”, “lo siento”, “perdóname”, ser feliz es hacer feliz…

Ser feliz es caminar, andar, correr, es detenerse, pararse, sentarse, mirarse, contemplarse, corregirse y volver a caminar…

Al final de todo ser feliz es eso: vivir la vida paso a paso, disfrutar de los instantes únicos, decirle “adiós” al ayer y “bienvenido” al mañana, es guardar en el corazón cada mirada, cada sonrisa dedicada… es verte al espejo cómo tu cuerpo comienza a debilitarse por el paso de los años… Es cerrar tus parpados y ver cómo en tu interior aún siguen brotando semillas de juventud, de frescura y ganas de vivir la vida…

Cerrado el libro, el caminante observó sus manos ampolladas por el bastón que le daba sostén a su cuerpo, suspiró profundamente y continuó la ruta de su vida…

Allí está, permanece abierto y con ganas de ser escrito, porque este libro aún no ha llegado a su fin.

viernes, 3 de junio de 2011

¡Si supieras!

Cuesta entender, duele comprender y darse cuenta que ayer estabas que te he visto sonreír, gritar, darme esos sabios consejos y yo, muy testarudo y con carácter - casi igual al tuyo-, salía malhumorado e intentaba ignorarte…

Hoy siento el vacío más vacío que la vida me ha presentado… algo que no puedo expresar pero sí vivenciar… levantarme duele, acostarme lastima; caminar y hablar; todo me duele… la vida me duele… Tu ausencia me duele.

No hay palabras ni frases hechas ni eufemismos que calmen y tranquilicen lo que mi corazón está atravesando… El destino, la vida, la naturaleza, el nacer y el morir…

¡Si supieras! ¡No sé, a lo mejor sí!, que al mirar el cielo, al descansar mi mirada en ese mar que no tiene fin, al caminar y llevar conmigo tu imagen; te busco, te hablo… a lo mejor sí lo sabes. Me has dejado vacío, te pienso y mis ojos se llenan de lágrimas, te recuerdo y algo dentro de mí no entiende, no comprende y no acepta…

Intento, cada noche arroparte y atraerte y que aquella sonrisa y mirada no se me escabullen en mis pensamientos sino que sean el presente, el instante y se eternicen en mi andar cotidiano… Nuevamente despierto y mi alma no se cura de tu inaudita ausencia… y me pregunta, una y otra vez, ¿por qué tan amargo y doloroso tiene que ser el paso por la vida? ¿Por qué has dicho “hasta mañana” y ha sido un “hasta nunca”?

¡Si supieras! Lo que te he querido, lo que he aprendido y he heredado de tu paso por esta vida… Pensaba decírtelo, contarte mis andanzas, soñaba con estar a tu lado, compartir alegrías, tristezas, fracasos y abrazos, ¡sí!, esos abrazos que eran espontáneos y daban vitalidad y energía para crecer amado.

Algunos dicen que el tiempo cura y que el dolor se asienta en lo más profundo de nuestro ser… Si pudiese, sólo por un instante girar el reloj y volverlo a aquellas épocas donde reinaba la alegría y la felicidad; si pudiese ser el ladrón del tiempo y robar las agujas eternas para hacerlas humanas, te juro que lo haría… Es que tengo cosas para contarte, muchos abrazos que no he podido darte y que veas, cómo la vida me encauzado, cómo me han marcado aquellos consejos que de niño ignoraba y no aceptaba.

¡Si supieras! Por más que el tiempo se encargue de cubrir con sus instantes lo pasado, que cada día te hablo, te cuento, te recuerdo, sonrío e intento imitarte… Que en mis despertares te digo “buenos días” y en mis noches jamás dejo que te vayas…

Es verdad… ya no reniego ni culpo a la vida por tu ausencia. Ya no está vacío mi interior porque he colocado recuerdo tras recuerdo, todos catalogados y fáciles de encontrar… He logrado entender, con palabras más o palabras menos, aquello que me has transmitido: cuánto más quiero y más bien hago, más me acerco a tu corazón… ¡y lo sabes!