Te canto Vida: dejo que me eleves y lleves a lo más
profundo de tu sabiduría….
Entre
mis manos amaso y deshilo el rollo que me has dejado… Comienzo a tirar; se enreda,
desata, ajusta y desajusta… vuelvo a intentarlo.
Te paralizas vida, me golpeas como el agua sacude a sus piedras, me mareo en tan gran caos y tumulto, siento la más absoluta soledad… Inmensas ganas de llorar, me duele el alma, el corazón, necesito abrazarte, quiero amarte y anhelo aferrarme a tu extraordinaria sapiencia…
Te
canto Vida: quiero que me empujes, reconduzcas y experimentar el sabor de la
felicidad que dejas compartir…
Sigo
siendo el mismo niño con miedos y temores, me encuentro entre la puerta de lo habitual,
lo rutinario y aquella que invita a lo desconocido, lo novedoso… Algo me incita
a arriesgar, a apostar… al final el fracaso es la esencia de lo intentado y la
mediocridad el descanso eterno de quien no tiene el coraje ni las ganas de
seguir tu camino: luchar…
Te
canto Vida: quiero dejar atrás lo rutinario, lo insignificante, darme cuenta
que un minuto es medio siglo, una hora la vida entera, que las palabras son
construcciones y que los hechos son marcas, sellos y ganas de seguir
construyendo, queriendo, amando, viviendo…
Duele
decir “hasta nunca” a quien de pequeño te tuvo entre sus brazos, se sufre al
intentar cerrar los ojos y dejar brotar los mejores recuerdos de quien nunca
más podrás volver abrazar…
Duele
expresar un “hasta siempre” a quien me has puesto en el camino para avanzar
juntos, intentar construir un proyecto y por qué no, envejecer de la mano…
Cómo
lastima vida apreciar los más extraños sentimientos… como duele sentirte lejos
aunque sé que estás cerca… Cómo duele no entenderte… Qué tristeza más extraña
es sentir cuando un amigo se aleja, cuando ha decidido tirar de la otra punta
del rollo y encauzar su destino hacia otro rumbo….
Te
canto vida… Escucho cada melodía, avanzo según su ritmo; me detengo en cada obstáculo…
Me
emociono ante lo nuevo, lo inmensamente feliz, lo constructivo y lo altruista…
Cuando
vuelven los nudos cierro los ojos, siento el violín en tus manos, acaricio
suavemente tu sabiduría y me lanzo a nuevos caminos…
Te
canto vida, te canto lo que tú misma me has construido: ritmo, melodía y
armonía…