viernes, 31 de mayo de 2013

Melodía… la esencia de la vida

Te canto Vida: dejo que me eleves y lleves a lo más profundo de tu sabiduría….

Entre mis manos amaso y deshilo el rollo que me has dejado… Comienzo a tirar; se enreda, desata, ajusta y desajusta… vuelvo a intentarlo. 

Te paralizas vida, me golpeas como el agua sacude a sus piedras, me mareo en tan gran caos y tumulto, siento la más absoluta soledad…  Inmensas ganas de llorar, me duele el alma, el corazón, necesito abrazarte, quiero amarte y anhelo aferrarme a tu extraordinaria sapiencia…

Te canto Vida: quiero que me empujes, reconduzcas y experimentar el sabor de la felicidad que dejas compartir…

Sigo siendo el mismo niño con miedos y temores, me encuentro entre la puerta de lo habitual, lo rutinario y aquella que invita a lo desconocido, lo novedoso… Algo me incita a arriesgar, a apostar… al final el fracaso es la esencia de lo intentado y la mediocridad el descanso eterno de quien no tiene el coraje ni las ganas de seguir tu camino: luchar…

Te canto Vida: quiero dejar atrás lo rutinario, lo insignificante, darme cuenta que un minuto es medio siglo, una hora la vida entera, que las palabras son construcciones y que los hechos son marcas, sellos y ganas de seguir construyendo, queriendo, amando, viviendo…

Duele decir “hasta nunca” a quien de pequeño te tuvo entre sus brazos, se sufre al intentar cerrar los ojos y dejar brotar los mejores recuerdos de quien nunca más podrás volver abrazar…

Duele expresar un “hasta siempre” a quien me has puesto en el camino para avanzar juntos, intentar construir un proyecto y por qué no, envejecer de la mano…

Cómo lastima vida apreciar los más extraños sentimientos… como duele sentirte lejos aunque sé que estás cerca… Cómo duele no entenderte… Qué tristeza más extraña es sentir cuando un amigo se aleja, cuando ha decidido tirar de la otra punta del rollo y encauzar su destino hacia otro rumbo….

Te canto vida… Escucho cada melodía, avanzo según su ritmo; me detengo en cada obstáculo…

Me emociono ante lo nuevo, lo inmensamente feliz, lo constructivo y lo altruista…

Cuando vuelven los nudos cierro los ojos, siento el violín en tus manos, acaricio suavemente tu sabiduría y me lanzo a nuevos caminos…

Te canto vida, te canto lo que tú misma me has construido: ritmo, melodía y armonía…