lunes, 30 de diciembre de 2013

¡2014, Verás que sí, allí estaré!

Historias similares, semejantes, afines…  Allí, allá, aquí… Nos toca decir adiós al 2013. Quizás hoy, tal vez mañana, en algún rincón, acostado en la cama, sentado en el sofá, con música en los oídos, contemplando el arte o la naturaleza; el recuerdo nos invada y el llanto comience a brotar desde dentro… Una lágrima que, en su análisis más puntilloso, trasmite felicidad fugaz, transitoria, pasajera… Una lágrima que justifica lo bueno y lo malo, lo realizado, alcanzado, lo no logrado… lo fracasado.

Historias similares, semejantes, afines… Allí, allá, aquí… el tiempo es el dueño… Lo importante: hacer, actuar y vivir. Que el año entrante sea etapa de vibración, de sueños y sobre todo, de altruismo.   
     

Adiós 2013.

Para algunos una fecha marcada por la llegada de un nuevo retoño que comienza con el llanto, la primera sonrisa, la primera palabra… Para otros, despedida de aquellos que se han marchado para siempre; aquellos que tan sólo viven en el recuerdo, la nostalgia y en los sueños…

Llanto.

Fueron tantos… fueron muchos… probablemente seguirán siendo. Ambiguo y enigmático, presente estás en las alegrías, en la felicidad, en el dolor y la tristeza… Presente has estado en sociedad, en la soledad y sabes refugiarte allí, donde nadie más que yo soy partícipe, actor, responsable y… culpable.

Felicidad.

Dulce, tierna, apetecible, a veces momentánea, otras duradera, contagiosa, servicial, justa e injusta… Tienes un sabor a eternidad, te quedas plasmada en fotografías y recuerdos. Eres capaz de reflejarte en miradas, abrazos y gestos… Caminaste junto a mí, llegaste en momentos oportunos, has experimentado tu rostro en mi mirada, tus señas en mi sonrisa; te has hecho cuerpo de con mi esqueleto y alma con mis ojos…

Recuerdos.

Amasijo de melancolía, nostalgia, tristeza, felicidad… Ingredientes mezclados en su justa medida. Receta personal. Inventada. Tiempo oportuno de cosechar lo sembrado, de posicionarse frente a uno mismo. De saber lo que deberíamos haber hecho y lo que realmente hicimos… lo que no hicimos y deberíamos haber hecho…
Momento no de reproches ni de culpabilidad sino de cambios y compromisos.

Tiempo.

Comienzas, continuas y vuelves a empezar. Eres protagonista, espectador del ayer, hoy y del mañana. Eres testigo de muchos que sufren hambre, guerras, persecuciones…  Nace un nuevo día; el sol entrega su energía y vitalidad a millones de seres que hoy están y que mañana, no estarán… Aparece la noche que en su silencio y paz, acaricia el alma de miles de seres desparramados por el mundo. Y ahí estás, marcando el ritmo, viendo como aparecemos, caminamos, nos despedimos, fracasamos, triunfamos y nos dicen adiós…

Guerra.

Nadie puede ser indiferente a ello. No hay expresión humana para catalogar semejante crueldad y salvajismo. Niños, mujeres y hombres víctimas de ideologías políticas. Vidas apagadas en el anonimato, familias quebradas por algunos que deciden quién tiene el derecho a vivir y quien no. Personas donde sus derechos ya han sido derramados junto a su sangre…

2014. El tiempo lo decide.

El libro comienza nuevamente. Quizás el anterior no lo he podido finalizar, quedó marcado en algún capítulo o página… Soy autor, lector, personaje, mi propio destino. Puedo ser protagonista de otras historias. Entremezclar, interponer y hasta intercambiar…  A veces lloro porque tú lloras, puedo sentir, al colocar mi mano en tu pecho, esa tristeza que te ahoga… Otras tantas elevo la mirada al cielo, sonrío con fervor porque me trasmites felicidad permanente… Tantas veces quisiera ser participe de opiniones y decisiones políticas, a lo mejor aquí no entiendo pero simplemente preguntar: qué derecho tienen a matar, a exterminar pueblos por ideologías…

El 2014 será un año marcado por el compromiso, ¡lo sé!;  responsabilidad de ayudar al otro, inmiscuirse en proyectos que hagan al bien común.
El 2014 también será un año donde la solidaridad sea no sólo palabra sino acción…

Será un año, donde te mire a los ojos y tu alma pueda expresar la felicidad; felicidad momentánea o pasajera… pero seguro juntos la transformaremos en duradera y eterna.

¡FELIZ 2014!


jueves, 26 de diciembre de 2013

Cuando se apaga la luz…

Dedicado a todas aquellas personas que en estos días desearían poder reescribir la historia…. Aquellas personas que han perdido a un ser amado.

No puedo… avanzo y las piernas ya no responden, me pesa el cuerpo, me consumo por fuera… es tan grande el vacío, tan profundo y doloroso que hasta me impide respirar… aprieta mis pulmones, me agacho en los rincones y necesito llorar, traerte a mi memoria y enfadarme con la vida…  

Cómo has podido abandonarme así, sin más… Esta casa sin ti no tiene sentido, mi vida sin ti no tiene futuro. Este lugar es nuestro, me acurruco en la cama, aprieto tu almohada, respiro y siento aún, tu olor… Rezo, hablo, te suplico a ti y a todos los santos que por favor, por favor, sólo déjenme decirle adiós…  

Qué soledad más oscura… qué tristeza más dolorosa… me muero día a día, me consumo en los recuerdos, me ahogo en el ayer y no quiero despertar.

El silencio de la casa entremezclado con cada golpe que da aquél reloj, un sonido casi apagado y que por momentos, parece que desea detenerse…

No puedo… lo he intentado, lo intento… pero no, me faltas tú, amor eterno, nos juramos compañía pero jamás, nunca jamás nadie me dijo que te irías así, sin decirme ni siquiera adiós. Me he entregado en cuerpo y alma, eras mi mitad, mi vitalidad se entremezclaba con la tuya; éramos amigos, pareja, novios, amantes, fieles, el uno para el otro…

Estas paredes, los cuadros, la cama… todo en absoluto desierto. Camino por cada rincón y aún, siento que respiras. Me iba a la cama, me arropabas y eras tú quien apagaba la luz, nos decíamos hasta mañana sabiendo que un nuevo día comenzaba… Cierro los ojos con fuerza, intentando sentir que todo esto es un sueño, un terrible sueño…  pero no, la realidad es que te has ido; la realidad es que aquella mañana, como tantas, fui a la cocina, preparé tus tan amadas tostadas y el té, abrí las cortinas, dejé que el sol me de calidez en la cara y fui a buscarte…

Sólo me queda el feliz recuerdo de haberte conocido, los años compartidos, las fotografías, la juventud plasmada en blanco y negro. Si pudiese detener el tiempo… volver a escribir el destino… por qué no me has dejado despedirte…


Qué pena más grande, una tristeza que morirá conmigo. Un dolor inmenso tan difícil de explicar… aquellos que dicen que el tiempo cura creo no han acertado con el remedio… sólo reunirme contigo, volver a abrazarte, reír juntos y acurrucarme a tu lado, eso sería vitamina para el alma, renacer contigo.    

lunes, 23 de diciembre de 2013

El arte: sentimiento, pasión, eternidad


Elevo la mirada…
Posiciono mi cuerpo…
Extiendo mis brazos…
Entrego mi alma…
Penetras por mis oídos y fluyes por mis venas



El silencio se hace dueño de aquél majestuoso teatro, la multitud acomoda sus cuerpos para dejarse transportar a un universo donde la libertad, la imaginación y los sentimientos componen la esencia y la particularidad de aquél bailarín…

Un espacio donde el tiempo pasa a segundo plano, donde el mutismo, la mirada y aquella sensación de experiencia recíproca son invitadas de honor en un presente único e irrepetible. Un lugar donde las paredes claman volver a revivir y percibir, por medio de la danza, lo que sabios han transmitido a través de la música…   

Elevo la mirada, levanto el mentón, siento cómo la música me trasporta a un lugar que no es palpable… un espacio donde no hay tiempo, no hay preocupación, sólo existen melodías y ritmo.

Eres la comunicación más pura y sensible jamás vista… puente de unión entre lo tangible y lo intangible. Puedo, a través de mis sentimientos, permanecer contigo en el escenario, sentirme parte de ese mundo donde tú y la música son los actores que hacen que el arte recobre vida… Ser, en medio de la muchedumbre, el espectador más privilegiado del  “Don Quijote”, “El lago de los Cisnes”, “La Sylphide”, “Romeo y Julieta”, “El sombrero de tres picos”, “La siesta de un fauno”… y muchos más donde genios de la música clásica han entregado a la humanidad, tesoros que hoy; a través de tus movimientos, gestos, ritmo y amor, vuelves a resucitar y es aquí, donde el tiempo no tiene valor humano y la muerte no es considerada… Es pura esencia, el arte por excelencia y en su estado más puro…   
       
Posiciono mi cuerpo, me siento partícipe de tus melodías… comienzas a alejarme de este caos, del ahora, puedo sentir cómo dejo de ser yo para ser parte de ti… el escenario, el más absoluto silencio, aquellos cuerpos expectantes, déjame; déjame expresar lo que necesites que manifieste…   

Eres la música escenificada, cada parte de aquella partitura, te apoderas del pequeño mundo que te rodea, sientes el dolor manifestado en la música, la alegría revelada en ella; revives tradición, poetas, artistas; nos ennobleces a un infinito sin preocupaciones, donde la interioridad recobra fuerzas y deja fluir lo que somos; seres absolutos plagados de sentimientos, capaces de expresar y comunicar a través del arte.

Comienzas a exhibirte… extiendo mis brazos. Ven a mí, inúndame de pasión, de amor, de felicidad, de tristeza… llévame contigo, una y otra vez… comienzo a girar, comienzas a revelarte… somos uno, tú mi amada música, melodía de mi alma y yo, tu fiel bailarín… Al unísono, sentimos cómo la muchedumbre nos aclama, observamos cómo emocionamos, no nos detengamos…

Cada vez que el dolor de la música golpea en tu cuerpo, recordando aquél músico que compuso tan esplendorosa melodía, las veces que saltas, giras, vuelves y recorres cada parte del escenario inmortalizando aquellos tiempos de paz, alegría, guerra, sufrimiento y felicidad de siglos y siglos, no hay distancia alguna entre mi asiento y el escenario, puedo estar sentado frente a ti, observando, a una distancia diminuta cómo tú, bailarín de pura estirpe y aquella música son cómplices de tan exquisita receta artística.

No hay sensación más placentera que ser tu amiga íntima… déjame conquistarte, tu dulzura y serenidad me hacen ser quién soy, eres imposible de olvidar, eres única, te entrego mi alma, haz de mí lo que desees… ven, bailemos… Soy tu fiel bailarín y tú; tú, mi música amada…

Te mereces las lágrimas de emoción que brotan de la muchedumbre, eres dueño del silencio y de la unidad depositada en este instante, has logrado establecer un vínculo entre el compositor, la música y tú… Hemos estado aquí, sólo en cuerpo… pero allí, encima del escenario como burbujas flotando al ritmo de la música, sintiendo el miedo, la soledad, la felicidad, el dolor…


Eres mi dulce e infinita compañía… eres quien me deja expresar lo que siento. Penetras por mis oídos y rápidamente corres por mis venas… Me dejas comunicar, significar, fluir… Me ayudas a detener el tiempo, abrazar el universo, conquistar el presente, acariciar el infinito, contactar y vivificar a sus  intérpretes…


Las luces se apagan, el telón se cierra, el caos y el ruido vuelve a lo cotidiano… Por unos minutos pude escuchar, observar, palpar y sentir la verdadera esencia del arte… Aquí tu fiel espectador.


Las luces se apagan, el telón se cierra, la música ya no suena… por unos minutos fuiste mi eterna amiga, dueños de siglos y siglos, hemos dialogado con grandes maestros, pude acariciar la suavidad de tu energía,  hacer material lo etéreo, ser canal de tan espectacular mensaje… Déjame continuar siendo quien propague el arte puro… 
Aquí, tu fiel bailarín.       

lunes, 16 de diciembre de 2013

Navidad: la acción siempre es la misma…

El murmullo de los villancicos comienza a despertar… La tradición, la enseñanza, los sentimientos y a veces, la “obligación” me hacen desarmar aquella caja que año a año se envuelve según sus categorías: luces, bolas, pesebre, varios… La acción siempre es la misma…

En aquél entonces, cuando no participaba tan solo miraba y ni siquiera llegaba a colocar la estrella final. Aquella vez, cuando preguntaba si podía ayudar y ya no mirar… Aquella vez cuando hacíamos el pacto: yo lo armo, tú lo desarmas…. 

Otras tantas veces donde la pregunta era… ¿en qué lugar lo pondremos este año? ¿Al lado del mueble, junto al sofá, cerca de la ventana?... ¿Este año jugamos con el rojo, el plateado?

No lo puedo evitar… si bien la acción es la misma, la sensación y las emociones. Cuando me plateo por qué festejo la navidad; más allá de su tradición cultural y religiosa, sé que lo hago porque creo firmemente en el don de la palabra, la confianza, en las ganas de reencontrarme, en la llamada telefónica que me llena el tanque de afecto y me empuja a nuevos cambios… Porque sé que no somos eternos, que pasamos un tiempo y sólo dejamos un recuerdo…

Sentarme a contemplar aquellas figuras diminutas que año a año salen del armario para estar algunos días como actores del momento, me humedecen la verdadera esencia humana. ¿Qué poder tienen sobre mí? ¿Por qué,  si la acción es la misma?

De repente, sin querer o sin saber o, a lo mejor, queriendo y sabiendo, el sonido del reloj se hace único testigo de ese momento corto e intenso… aparece aquél villancico de la infancia, me observo y sonrío, me alegro por los que estaban, traigo al “aquí y al ahora” a los que se me han ido… puedo alcanzarlos con mis manos, abrazarlos y permanecer un instante… el tiempo que el reloj me lo permita.

Puedo disfrutar de mi pequeñez, de mí mismo y de los otros. Puedo pedir perdón olvidando lo pasado, dejando los rencores, te puedo mirar a los ojos y contagiar con la intensidad de la vida…

Aún puedo sentir el aroma que adentra a lo más profundo de mí… Hacerme pequeño y observar cómo otros extienden sus manos para colocar los adornos en el árbol de navidad… Puedo permanecer un instante al lado de aquél que luchó, me educó y a su manera me dijo lo que es la vida y cómo hay que vivirla… puedo, en este instante de recuerdos y alma húmeda, contemplarte, volver a mirarte y poder reírme contigo.

Es absurdo evitar que el alma no manifieste sus deseos y sus reminiscencias, es maravilloso saber que nadie se aleja de ti mientras tus recuerdos siguen allí… es extraordinario sentarse a contemplar y que cada lágrima que nace y se desliza sea porque el alma goza, canta y sonríe.

Qué dulce es la vida cuando te permite una segunda oportunidad, cuando te das cuenta que la equivocación es parte de la cotidianidad, que el fracaso y los errores son trozos de lana que sólo con paciencia y delicadeza se desenredan… Qué sabia es la naturaleza humana cuando el gesto, la mirada, el roce, el abrazo y el silencio son lenguajes únicos y oportunos que ayudan a expresar y transmitir lo que la palabra no puede porque carece de significado…

La acción es la misma… desarmar la caja del árbol de navidad y todos sus añadidos… El lugar es diferente. Las circunstancias son únicas. Esto es el verdadero significado que le atribuyo a la navidad: adaptarnos al tiempo y comprender que algunos se van… otros vienen;  recordar para no olvidar, para sentirse vivo y reír desde dentro; emocionarse por lo simple y lo sencillo; confiar en quien tengo al lado y ayudar cuando puedo hacerlo; olvidar aquellos “nudos” sin sentido, aquellos “trozos” de lana enredada para seguir tejiendo; perdonar desde el alma y con un abrazo; sentir que la vida avanza, que continua y que nos invita, día a día, a darnos la mano y disfrutarla.

Los villancicos ya han dejado de sonar… Las luces dentro de poco se apagarán… el árbol, el pesebre y todos sus complementos volverán a su destino. La acción es la misma. Pero ojalá; ojalá que algo diferente despierte en mí, que esta Navidad sea, además de recuerdos y copas elevadas, risas, tristezas, reencuentros, pérdidas, cambios y proyectos unas fechas para saber quién he sido, cómo soy y hacia dónde tengo que ir…