Si entendemos por glamour aquello relacionado con la moda y, por comunicación, todo
efecto y acción de transmitir y generar un canal infinito de mensajes,
deberíamos tener presente que la moda es un medio importante que genera una
comunicación eficaz.
Al igual que algunos productos de
belleza traen en sus cajas el modo de uso; su prospecto y ante cualquier duda
consulte a su farmacéutico, sería más que útil que aquellas tiendas de modas;
desde la más normalita hasta la alta costura comiencen a plantearse que, al
vender un vestido, este traiga consigo ciertas normas para su uso y así; entablar una imagen; comunicación eficaz a la hora de colocárselo en el cuerpo
que lo aprovecha.
Cuando me refiero a glamour
no asocio la palabra a grandes celebrities
que generan tendencia y son influencia en las redes sociales aunque uno de
los mayores errores de sus fans es querer “imitar” la manera de vestir o,
imponer moda confundiéndola con outlet pasajero
y que no logra efecto positivo.
No existe peor atrocidad en la
comunicación personal que los ruidos en el mensaje; reacciones visuales comunicativas que se podrían
eliminar si al menos, antes de usar un vestido tendencia también modificaría
las expresiones: el masticar, el pintarse las uñas, el caminar y hasta el
reírse…
Hablar de glamour asociado a la comunicación es referirse a la personalidad y
el intento por modificar conductas poco agradables al resto de la humanidad.
Porque si del “yo soy así” se tratase entonces no gastes en dinero, puedes ir a la
boda o a la Ceremonia con la ropa que acostumbras a ponerte en tu día a día.
Tengo la Comunión de mi sobrina… y
llega la típica pregunta auto reflexiva: ¿qué me pongo? –Independientemente de
si largo o corto- y es aquí donde uno se olvida si tiene algunos kilos de más o
si jamás ha usado corto porque no sabe lo que es una falda en su cuerpo y ahí,
justo aquí es el arriesgar (sin antes ponerse a estudiar o leer el manual de
conducta para no hacer el sentido del ridículo)
Claro está que existen personajes que
frente a la patente del “me da igual”, “yo soy así”, “al que no le guste que no
mire”… no les interesa tener todos los ojos puestos encima suyo; al final
también es una manera de generar comunicación… aunque sea con el sentido del
ridículo.
También he de decir que si tengo un
ser querido o una verdadera amiga y se viste de una manera que genera estrés
visual y hace mucho ruido en la comunicación le diría: ven, acércate al espejo
y tengamos una observación algo objetiva.
Cuando existe el estilo, la delicadeza
y sobre todo, el uso de las buenas costumbres; la comunicación y el glamour
generan un aura en la imagen personal. Sorprendes por cómo eres y captas por
cómo te comportas…
Si entendemos que la comunicación en
la moda no es sinónimo de alta costura o de elevado ranking social sino, una
manera sencilla y capaz de transmitir el mensaje que queremos dar a conocer.
También tendríamos que darnos cuentas
que una persona glamourosa no es
quien imita y reproduce un estilo impuesto por “algunas y algunos”, para ello
hay que tener un sentido de crítica personal y ver si queda o no queda bien, de
lo contrario se cae en la ridiculez y la baja autoestima…
Tener presente que glamour, en la actualidad no va asociado
a tener dinero o éxito, el mejor ejemplo lo dan algunas que para permanecer en
la fama necesitan caer en la “payasada”; veremos si la fama echa raíces o sólo
es pasajera.
Concluyo diciendo que la comunicación,
en todos sus sentidos hace a la persona… y “no hay peor cosa que cuando la mona
se viste de seda… porque al final, mona queda”. A la hora de elegir qué ponerte
piensa si eres “apto” para ello porque no hay nadie mejor que uno para saber
sus capacidades y defectos.
Si realmente quieres tener glamour ya sabes que la sencillez hace a
la elegancia, que tener criterios de buenas conductas –por más que sean una
celebración familiar- es un paso hacia la meta.
Si un policía con su uniforme toma una
cerveza (aunque sea sin alcohol) éticamente es mal visto. Pero si está sin él,
un ciudadano más; no pasa nada.
Si una mujer, ha elegido para un
evento un vestido que la estiliza, le da curvas y sobre todo, genera una imagen
de elegancia pero de repente comienza a masticar chicle, cuando habla grita y
tiene muletillas cada dos palabras y encima lleva sus uñas con dibujos
creyéndose que así dará efecto de “modernidad”; nos encontramos con el
verdadero sentido de la vulgaridad. Para ello usemos jeans, playeras y pelo
suelto.
Si quieres glamour comienza por
conocerte y a leer el prospecto de la cordura y buenas costumbres; luego piensa
en la ropa.
Si quieres generar una buena
impresión, una comunicación eficaz aprende que el lenguaje es infinito y que nadie
nació sabiendo… estudia, lee, aprende y modifica.
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