Algunos dicen que no, que no apueste… que el sufrir por amor
tarda en cerrar la herida y que la cicatrización es lenta…
Algunos dicen que me compare con aquél… míralo, mírala, por
amor no levanta cabeza, por culpa del amor no suelta una sonrisa sino más que
penas cargadas de fracasos…
Algunos dicen que no, que no renuncie… que te olvide, que
sólo me quede con lo bueno, con aquello que me dijiste y con el último beso en
aquél momento; beso eterno, suave y con sabor a vida…
Algunos dicen que no, que no me impulse… que deje que la vida
impacte con sus frutos y que te deje huir, como un verdugo que sólo vino a impacientar
mi corazón, sólo eras pasajero, de otro mundo…
Algunos dicen que no, que no compensa una lágrima… que
acaricie a mi corazón y engañe a mis sentidos… que el vicio del amor se quita
con la nostalgia del recuerdo…
Algunos dicen que no, que el perderme en el día, no ajustar
mis pensamientos, tener sequedad de saliva, ardor de estómago, mirada al vacío
y tu nombre en mi mente es cosa de la anomalía del alma… que evada los
recuerdos, que no arriesgue y que me centre.
Algunos dicen que no, que no me auto-medique… que cuando
lleguen las noches y recuerde tu mirada, tus manos, tu sonrisa, aquellos sueños
de envejecer juntos; me estimule, respire y te elimine de mis sábanas y de mi
piel…
Lo que digan, lo que opinen… Aquellos… Algunos…
¿Pero qué es el amor sino el mismo templo plagado de
incertidumbres?
Quién eres sino el mismo misterio de lo desconocido…
Cómo te denominan sino como aquél que sincroniza una sonrisa,
una felicidad y una lágrima…
¿Cómo te llaman? Acaso alguien, en algún lugar, en qué
momento dijo que eras cápsula de “perfecto”… ¡Pues no!, eres frágil como el
final de cualquier ser humano, eres imperfecto como aquellos que pensaban que llegar
a la cima de la felicidad era con más felicidad…
Pero vale la pena, ¡claro que sí!, somos de esos que
apostamos, luchamos, nos mojamos, embarramos, lloramos y hasta nos prevenimos…
Pero al final; caemos. Porque una vez que entras, que nos impulsas y que nos
haces cosquilleos te decimos, ¡está bien, adelante!…. pero esta vez, no más
lágrimas, sólo amor verdadero…
Pues sí, claro que vale la pena… porque renaces, porque
logras un estado casi perfecto en lo más imperfecto de mis días… porque eres
como esos personajes, en aquellos cuentos donde los finales siempre son felices
y no hay lágrimas ni dolor; sólo existe un mundo creado a tu imagen y semejanza…
Vale la pena porque el presente me impulsa a un futuro…
porque las noches me transmiten días y tu mirada me refleja en tu alma… Por eso
vales la pena, porque eres incertidumbre y me dejas que tenga la capacidad de
sorprenderme… Porque respiro profundo y sonrío, no sé de qué, pero al final,
sonrío…
Claro que no eres perfecto, ya lo sé, seguro mañana
necesitaré un consejo de aquellos que me han advertido, también soy más que
consciente que cuando uno es feliz el momento se esfuma y cuando caes en el
vacío de la oscuridad el tiempo es eterno y necesitas que las explicaciones
sean justas y a mis medidas…
Pero no importa…
Te dejo entrar…
Apostemos por el amor…
Porque sólo tú y yo sabemos que algo existe, no hay palabras
que expresen estos sentimientos y no hay sentimientos que transmitan este
estado…
Al final, somos imperfectos.
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