lunes, 9 de octubre de 2017

¿Quién soy?

Pueden cerrarte una, dos y hasta tres puertas, el fracaso es necesario para erguir tu cuerpo, soltar la ira y avanzar a nuevos proyectos, lo anhelado llega, sólo es cuestión de olvidarse del tiempo y progresar hacia un rumbo desconocido.

Puedes escuchar como dicen lo que no deseas oír, interrumpir con voz elevada pidiendo explicaciones, marcando distancia y hasta huir de espirales nefastas y sin final feliz. Pero entiendes que los triunfos avivan a los mediocres, la humildad arrastra tentaciones y la buena fe es manchada por titulares imbéciles. Aún así, serías capaz de volver al inicio de la historia y repetir cada punto, cada verbo y cada adjetivo porque el que nace con bondad alimenta el alma e inspira al espíritu.

Pueden traicionar la confianza, ahogar tus expectativas, olvidarse de quién eres y hasta argumentar que lo que hacen es para tu bien, sabiendo que el egoísmo no es más que la irrupción entre un "yo" enfermo y un "yo" desorientado. Pero comprendes que tus valores están arraigados contemplando la magia de la vida: lo preparado, lo cultivado, lo soñado y lo justamente pensado; que el tiempo organiza, madura y hasta sitúa.

Pueden llenarte de frases hechas, abrazarte sin energía, besarte sin pasión, mirarte sin traspasar el alma y hasta secar tu lágrima sin la empatía... Pero estás en proceso de cambio, en verte y darte cuenta qué necesitas, a quién necesitas y cómo lo necesitas, porque no todos tienen el privilegio de indagar dentro de tu ser.

Puedes descubrir que la felicidad no era tal como la pensabas, que estaba solapada de angustias y "ratos" de falsos espejismos, que estás en absoluto silencio y tienes pena, tristeza y te preguntas, pero qué es la felicidad realmente. Puedes llorar para aliviar el alma pero despiertas con lo mismo que ayer, puede huir de lugares y momentos... Pero sabes que el cambio hace efecto cuando la propuesta nace del sentimiento, que la transformación es una realidad cuando las palabras dejan de divagar y se hacen acción.

Pueden explicarte como es el eje de la vida, como hacen para existir, qué hacer para sobrevivir y muy pocos cómo llevar adelante el vivir. Puedes robar la vida de otros, crearte capas de estados mentales y hasta imitar acciones sin motivación. Pero comprendes, cuando te miras al desnudo que sólo eres un pasaje sin marca, un asiento ocupado de momento y allí, donde finalice el viaje, bajarás sin saber qué quieres y abrirás una maleta llena de dudas, temores y miedos.

Puedes fingir que el pulso no te tiembla, que la voz no se te quiebra o que el llanto no te corresponde, aun así deseas el abrazo, necesitas el cariño y hasta súplicas el hombro, olvídate de lo que eras y aprende de nuevo, es sano, tierno y hasta humano.

Somos lo que realmente ignoramos ser.


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