jueves, 22 de diciembre de 2011

La magia de vivir


Querida vida,

He decidido escribirte estas líneas porque algunos dicen que las palabras escritas son eternas y, que a las palabras pronunciadas se las lleva el viento. Quiero contarte todo aquello que tengo reservado en lo más profundo de mi alma, abrir cada cajón; cada rincón y escribir, tan sólo garabatear… A lo mejor, esto que escribo, algún día, lo vuelva a leer, se lo pueda mostrar a mis hijos, a quiénes comparten las mismas ilusiones, emociones y sentimientos y, tal vez, tengas una respuesta para que pueda seguir por este camino de vueltas y más vueltas.  

Me han contado que el día en que nací ha sido el día más maravilloso de mis padres, que has sido tú la que les has regalado mi presencia, así como mis primeros pasos y tantas cosas que de niño he hecho y que para ellos era motivo de alegría y felicidad… Es verdad, también he sido partícipe de esas alegrías, porque al final, lo que tú siempre has enviado han sido paquetes que contenían felicidad, ilusión y ganas de seguir disfrutando.

Pero mi querida y bien preciada vida, tengo que hacerte preguntas y ojalá, algún día puedas responderme… Seguiré, hasta el fin de mis días esperando a que el cartero traiga una carta de tu puño y letra.

Por qué cuando alguien se nos iba, cuando abandonaba este círculo y el vacío era el dueño de ese espacio que nada ni nadie podrá jamás cubrir; cuando el camino para otros se comenzaba a volver más estrecho y ya nada se podía hacer, cuando un “instante” se ha convertido en el protagonista principal de la historia más triste que nos toca atravesar; los sabios mayores decían: “así es la vida”…

Por qué has permitido que un niño tan indefenso tenga que enfrentarse a la ausencia de felicidad, de sueños por cumplir y de ilusiones infantiles… por qué un muñeco de trapo fue reemplazado tan rápidamente por un pañuelo para secar tantas lágrimas; por qué un señor de rojo que entraba por la chimenea le dejaba regalos a tantos y tantos y este niño sólo recibía un libro de oraciones para rezar por aquellos indefensos; los sabías mayores decían: “así es la vida”…

Por qué en la etapa que iba creciendo, madurando, amoldándome a las cosas que me rodeaban, dándome cuenta de lo importante que era para muchos y esos muchos cuán importantes eran para mí… y dándome cuenta cómo un girasol comienza a ser girasol cuando una mano siembra una semilla, nace su raíz para convertirse en planta y ser la dueña de sí misma, sabiendo que al mirar al sol podrá abrirse y vivir… Por qué en esa etapa tuve que aprender a caminar sólo y madurar sin ser adulto, decidir sin ser capaz de distinguir la sal del azúcar.

Cuántos porqués… Tantas preguntas con una única respuesta: “así es la vida”… Pero claro, al escuchar eso de aquellos sabios mayores, no había cuestionamientos, sólo seguir por el camino correcto y seguir esperando que alguien sea el cartero que diga: carta de la vida.

Aquí estoy, una vez más, contemplando este infinito universo donde la nada se hace mundo y donde el mundo, en su inmensidad se hace individual, donde las preguntas comienzan a tener respuestas y donde aquello que ha sido doloroso se transforma en sabiduría, donde las lágrimas del ayer han sido el crecimiento oportuno de hoy…

Aquí estoy, pero esta vez ya no esperando una carta cuyo remitente seas tú… Ha tenido que pasar mucho tiempo para darme cuenta de las inmensas oportunidades que me has brindado… y que el éxito no es la facilidad ni la respuesta dada, sino al contrario, es buscar, encontrar e interpretar…

Cuando he abierto mi propio sobre y he leído lo que yo mismo me decía, he tenido el momento más inolvidable de mi existir… He tenido imágenes, recuerdos, sensaciones y todo lo experimentado… y ahí estaba la respuesta, siempre estuvo pero claro, no lograba hacer lo que me pedias… ¡vive!

Eso era lo que decías… tantos años han tenido que pasar, tantas generaciones y tanto camino he tenido que recorrer para entender de lo tan significativo que es la respuesta: ¡vive!

Cuán importante fue aquél girasol: aprender a sobrevivir cada día buscando su máxima energía, el sol.

Porque cada respuesta siempre ha estado conectada con la pluralidad y con la positividad… vive, aprende de eso y enseña a vivir… Que ninguna lágrima sea en vano, llora cuando se van, llora por su ausencia pero que sepas que nunca te ha dejado… mientras lo tengas en lo más íntimo de tu vida, más está presente… porque ninguna luz se apaga sin que tú mismo la soples. Claro que duele, porque el vacío duele, el no “estar” entristece pero el saber que la vida se ha compartido enorgullece…

Vive, aprende de eso y enseña a vivir… Que nunca se te olvide el extender y dar la mano al otro… transmite tus energías y que sienta el calor de tus manos, comunica y entrega tus experiencias sino seguiremos en el mundo del avaro y del mezquino.

No tengas dudas en ayudar a quien lo necesita, en entregar tu corazón y tu disponibilidad… Siembra, riega y los frutos que darás te llenaran de satisfacción, emoción e ilusión.  

Vive, aprende de eso y enseña a vivir… Nunca esperes el cartero para la respuesta de tu vida. Eres tú el que tiene para cada situación, cada experiencia y cada momento la magia para actuar…

Nadie le dijo al girasol que mire al sol para vivir… 

No hay comentarios:

Publicar un comentario